Así pasa con nosotros, somos muchos, pero todos formamos un solo cuerpo en nuestra relación con Cristo. Como parte de ese cuerpo, cada uno pertenece a los demás. - Romanos 12: 5 (PDT)
Como muchos en nuestras comunidades religiosas, estoy angustiado por los dolorosos eventos que están ocurriendo en los Estados Unidos.
Desde la violencia continua contra individuos negros y mestizos, hasta ataques xenófobos contra asiáticos y asiático-americanos, hasta los 100,000 estadounidenses perdidos por COVID-19 (una pandemia que también ha tenido un costo desproporcionado en comunidades diversas y económicamente desfavorecidas), mi corazón está lleno de lamento al presenciar – una vez más – el dolor, la desconfianza y la ira comunales que hierven en las calles y en nuestros propios vecindarios.
Las protestas y los gritos de angustia nos recuerdan que la discriminación y la opresión son una realidad cotidiana y siempre presente para muchos que forman parte de la familia de Everence – incluyendo nuestros empleados y miembros. Los eventos de esta última semana nos instan a reconocer los prejuicios sistémicos que afectan a las personas de color y otras comunidades marginadas, ya sea que se manifiesten en violencia y en el racismo usado como un arma o en el acceso desigual a recursos como servicios financieros, educación, empleo, vivienda y salud. Tenemos la responsabilidad de considerar nuestros propios comportamientos, actitudes y prejuicios; tomar medidas para aprender; y para ponernos de pie con nuestros colegas, vecinos y comunidades más afectados por la injusticia.
Everence® se fundó hace 75 años con la creencia de que todo lo que somos y todo lo que tenemos es de Dios. Hemos crecido a partir de una larga tradición de comunidades que ponen la fe en acción compartiendo y apoyándose mutuamente. Nuestros valores fundamentales incluyen trabajar por la paz, la justicia, la compasión y la transformación espiritual para que, juntos, podamos enriquecer y hacer crecer las vidas que compartimos. Como una organización llamada a servir a todos dentro del cuerpo de Cristo, este trabajo incluye hacer lo que podamos para abordar las desigualdades injustas que perjudican a nuestras hermanas, hermanos, vecinos y amigos.
Mantengo en mis oraciones a las innumerables personas que han sufrido injusticias y pérdidas durante demasiado tiempo. Y Everence continúa su compromiso de crear conciencia y cambiar los prejuicios inconscientes ahora y en el futuro, tanto para nuestra organización como para las comunidades donde vivimos y servimos. Que sigamos caminando juntos, trabajando activamente para proporcionar regeneración, esperanza y reconciliación a todos los hijos e hijas de Dios.